Rosalía
Lourdes Elisa Palet Bonavia, conocida internacionalmente como Rosita Fornés, fue (y será por siempre) la gran vedette de Cuba.
Cien años se cumplen este 11 de febrero de su nacimiento, y sus miles (podría decirse millones) de admiradores todavía no
se acostumbran a su ausencia. Su ausencia,
Una cultura amplia y sólida, como sin dudas lo es la cubana, es pródiga en figuras cimeras.
Contra la permanencia de las huellas y labores de estas personas, contra su legado, conspiran siempre el tiempo y el olvido.
Como digno reconocimiento al centenario del
nacimiento de Rosita Fornés, se presentó en el Salón de la Fama del Hotel Nacional de Cuba el libro "Yo conocí el talento"
de Ángel Manuel Pérez y Rosalía Arnáez, dedicado a esa gran vedette que fue la Fornés o sencillamente Rosita como le bautizaron
los cubanos dentro y fuera de la Isla.
Televisión
LA SIMPATÍA QUE SE LLAMA ROSITA FORNÉS
Aún ahora, cuando me decido a dedicarle nuevamente algunas palabras por su centenario, trato de rehuir los lugares comunes,
los elogios manidos, los halagos que ella recibía sin cesar y que la siguen identificando entre quienes la admirábamos. Ahora
que ya pasa un siglo desde su nacimiento, el 11 de febrero de 1923, la biografía de esta mujer debería estarse reescribiendo
más allá de esas líneas fáciles, porque lo que queda en pie de su larga trayectoria, es por encima de muchas cosas su rigor
profesional, su capacidad de entrega a la comedia o al drama, al musical o a la opereta y la zarzuela, a ese personaje que
ella creó ante nuestros ojos para defender otra manera de hacernos creer que la vida es algo más que agobio, lección severa,
o agrisamiento. Ella se convirtió, es cierto, en nuestra Vedette, una de las pocas que verdaderamente hemos tenido (en esa
línea no podemos olvidar a María de los Ángeles Santana), pero añadió a ese título deslumbrante y cargado de joyas la capacidad
de reinventarse siempre, de asumir nuevos desafíos, y de regresar, constantemente, de logros y fracasos, sin dejar de sonreír.
Cuando Rosita Fornés irrumpía en el escenario o ante las cámaras de la televisión, algunas cosas parecían más fáciles, más
gratas, menos amargas. Ella tenía ese don, el de la alegría, y forjándose en México, España y Cuba, trascendió todos los recelos.
Incluso, los que ella misma, en algunos arranques de candor, decía tener sobre sí misma.
No se consideraba la más hermosa, y siempre reconoció a otros talentos que señalaba más potentes que el suyo. Y es cierto,
pero siempre supo distinguirse en ese conjunto de notables actores, actrices, músicos, figuras del espectáculo que venían
con ella desde la década del 40, y que en la radio y la televisión encontraron su propio reino. El teatro y el cine también
estuvieron de su lado desde el inicio de su carrera, aunque la gran pantalla se le negó luego durante décadas, bajo la imposición
de quienes la consideraban demasiado frívola, demasiado ligera, incapaz de dar el paso hacia otras encarnaciones. Dominó con
gracia propia el repertorio del género chico, se paseó con elegancia por la opereta como una Ana de Glavary digna de aplausos,
y cuando llegó el momento, se entregó a roles más severos. Ahora que repaso las páginas (solamente digitales aún), del libro
que junto a Marilyn Garbey dediqué a los Premios Nacionales de Teatro, me asombro al ver que es ella quien más se deja ver
a través de sus fotos. Porque lo cierto es que lo hizo todo. Trabajó lo mismo con Roberto Blanco que con Nelson y Nicolás
Dorr o Milián, hizo revistas musicales y conciertos sin parar. Iba del Barrio Chino a Santa Fe y ahí a los recuerdos del Alhambra,
y al mismo tiempo se procuraba una permuta. De ser tan visible, también fue blanco de burlas y parodias. Ella sobrepasó todo
eso, como quien sabe algo que no iba a devolvernos como un gesto de desagrado. Y cuando el cine finalmente tuvo que reclamarla,
regresó para demostrar toda su madurez.
¿Qué sobrevivirá de la Fornés, me preguntaba un amigo, ahora que ya cae el telón de sus cien años, y que empezamos a revisar
como anécdotas lo que implicó su fallecimiento en Miami y su entierro acá en La Habana? Por supuesto que quedará su mito,
criollo, de diva tropical, de vedette bajo las luces de Tropicana, sus amores con Medel o Bianchi, su corte infinita de admiradores
y aduladores, que la reconocían en cualquier sitio como a una esfinge sonriente. Más allá de eso, valdría oírla en los playbacks
de La casta Susana o de La viuda alegre, que grabó para el ICRT, y donde demostró su manejo eficaz de la picardía, la intención
sutil, y una elegancia propia, la misma con la cual bajaba una falsa escalinata para entonar una canción de Meme Solís, o
se arriesgaba con un tema de Silvio Rodríguez. A su manera, ella era impredecible y siempre sorprendente. Esa gota irisada
que nos alivió, acaso inconscientemente, tantas mañanas, tardes y noches.
Fue Dolly y fue Gloria, fue Violeta y fue Rachel. Fue Rosa Soto, en su espléndida actuación de Papeles secundarios, que
hizo que mi generación la respetara más. No deja de ser curioso ese hecho ya apuntado, al fallecer, recibió tributos en Miami
y en La Habana, por encima del fragor y el ahogo político que ha polarizado tantas cosas, y nadie se atrevió a discutirle
los honores recibidos allá y acá. Si alguien esperaba de la Fornés un último milagro, ahí lo tuvo, por encima de eso, de la
pandemia, de la noción de sabernos despidiendo no solo a una mujer menuda y entregada a su público, al que adoraba, sino a
un símbolo de ese regocijo, de una era ya perdida, de un linaje de artistas notables que cada vez echamos más de menos.
Su última aparición, cantando Sin un reproche en un concierto de su querido Meme Solís, parecía el cierre perfecto para
un ciclo de vida en el que podemos reconocernos muchas cubanas y cubanos, fieles o no de toda su trayectoria. La canción que
ella defendía incluso cuando su autor se encontraba en desgracia, acabó siendo su carta de presentación, libre de rencores
y armada de un optimismo que también, en estos días descreídos, parece cosa de otra época. A diferencia de algunas otras mujeres
legendarias de nuestra cultura, ella, más que acomodarse en el rol de una reliquia, quiso ser siempre abrazada y convocada.
Y lo fue, aunque no dudo que en algunas mañanas alzarse desde ese rol que fue ser Rosa Fornés le haya exigido demasiado. No
solo contra sus enemigos, que por supuesto tuvo, sino también contra sí misma, para reconciliarse con su imagen en la promesa
de un nuevo aplauso.
Vuelvo a la gala del concurso Adolfo Guzmán, que en 1982 finalmente le dio el protagonismo que ella supo lucir sin falsos
adornos. Un Germán Pinelli, muy emocionado, la presenta y la hace llorar. Y el locutor y animador por excelencia de la televisión
cubana trastabillea sobre una palabra al confesarle cuánto le emociona que ese homenaje, sobre el escenario más grande de
La Habana y ante cinco mil espectadores, ella pueda demostrar con su voz y su presencia que nada ha podido derrotarla. No
es eso lo que le dice, pero es lo que todos entendemos, lo que comprendimos mucho desde cualquier rincón de Cuba donde esa
noche estuviéramos ante el televisor. Recuerdo esa noche en mi infancia y que mi madre, que no era de sus devotas, reconoció
que la Fornés había trabajado mucho para llegar ahí. Y vaya sí lo había hecho. Y vaya si continuaría haciéndolo.
Dondequiera que llegó, era el centro de todas las miradas. Una noche, en el Astral, la vi transformarse apenas su nombre
se dijo desde el escenario. Se alzó sobre los zapatos que le daban un poco más de estatura, se irguió, y salió a envolverse
en la ovación de sus admiradores. Esa vez entendí que este centenario sería una línea más en su biografía, no importa si llegaba
ella a vivirlo o no. Porque de alguna manera, cuando hasta el más humilde hijo de esta tierra piensa en el glamour, en la
elegancia, en la simpatía, indudablemente está pensando en Rosita Fornés.
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from Norge Espinosa Mendoza: LA SIMPATÍA QUE SE LLAMA ROSITA FORNÉS Aún ahora, cuando me decido a dedicarle nuevamente...
La Habana, 24 feb (Prensa Latina) Con un ciclo de
presentaciones de películas que marcaron su trayectoria, la Cinemateca de Cuba propone hoy un acercamiento a la obra de la
reconocida vedette Rosita Fornés, en ocasión del centenario de su nacimiento.
Radio
CUBAkústica FM
DIARIO DE CUBA RADIO
Por René Espí Valero
Con una lejana emisión de la CMQ Radio, cuando todavía sus estudios se encontraban en la intersección habanera de Monte y
Prado, comenzamos el programa.
Una veinteañera Rosita Fornés presentaba al trío Matamoros en un fulgurante e imaginario "Cabaret de las estrellas",
allá por 1945.
Imposible pasar por alto el centenario de esta legendaria artista que con extremo profesionalismo, dedicación y entrega,
durante poco más de ochenta años, desarrolló una sólida carrera que abarcó salas teatrales, pistas de cabarets, clubes, sesiones
discográficas, y, por supuesto: cine, radio y televisión.
Fue la radio independiente de los años 40, plaza importante para muchos artistas de su generación. Volvemos a los estudios
de Monte y Prado. Su desenvolvimiento escénico le aseguró el éxito en la importante emisora. Como presentadora destacó también
en otro show emitido por CMQ: "Galería de la Fama".
Rosita Fornés y Enrique Santiesteban. Días de radio.
En unas sesiones de estudio para la etiqueta "Puchito" de mediados de los años 50, junto a su compañero de vida
Armando Bianchi, notable cantante y actor, y con el respaldo musical de la jazz band "Riverside", quedó en discos
parte del repertorio del show de televisión "Mi esposo favorito", versión criolla de "I love Lucy", producción
con la que triunfaban Lucille Ball y Desi Arnáz en los Estados Unidos.
Su versatilidad interpretativa le permitió asumir casi todos los géneros cubanos, a la par de mucho repertorio internacional.
Del cabaret a la zarzuela, de lo popular a lo lírico, fue ganándose un nombre dentro y fuera de Cuba.
Rosa Fornés jamás le restó brillo al esplendor que le acompañó desde su aparición en escena, incluso en tiempos difíciles,
desarticulado todo el "sistema de estrellas" que le permitió triunfar. Llegó a ganarse por designio popular, y no
pocos sacrificios, hasta el sol de hoy, el difícil título de "La Vedette de Cuba".
Su centenario ha coincidido con el lanzamiento del polémico single "La habitación", tema original de Tanya que,
interpretado por Rebeca Martínez, ha conseguido poner en la mira nuevamente a la figura de "la vedette". Así que
será bueno acercarnos, a través de estos sonidos que nos devuelven a Rosa Fornés, a las vidas de estas artistas del cabaret
cubano, entendiendo lo difícil que sigue resultando sostener por tantos años una carrera de estas características.
Los artistas de variedades, mujeres y hombres, históricamente han tenido que jugarse el tipo cada día de sus vidas, enfrentando
el inexorable paso del tiempo, manteniendo el físico, y teniendo que asimilar además la voluble respuesta del público.
Quizás lo más duro siga siendo llevar adelante una carrera estigmatizada, durante más de medio siglo, por una política
cultural de extrema que ilegalizó tempranamente la independencia de artistas y músicos, fomentando cierto clasismo, además
del absoluto control de los posibles escenarios de la bohemia y la noche.
La Vedette, figura casi siempre vinculada al kitsch y la frivolidad de las lentejuelas, a lo largo de más de un siglo
de historia, desde los albores del teatro musical cubano, ha demostrado ser una sobreviviente, una artista que, al fin y al
cabo, expresa y defiende su verdad, agitando a un público que también siente y existe, sin importar los altibajos de modas
musicales más o menos pasajeras.
Fragmento del programa CUBAkústica FM, dedicado a La Fornés en su Centenario.
Agradecimiento especial a René Espí Valero, por desempolvar estos viejos archivos radiales, totalmente inéditos, para
los que nacimos posteriormente a su difusión por CMQ. Radio en la década de 1940.
ROSITA FORNÉS, SU OTRA PIEL
Entrevistado: Ismael de la Caridad García Cuervo
Locutora: Yarima Vargas Rojas
Guión y Dirección: Yordankis Zayas Leiva
Radio Banes, Holguín, CUBA
Miami
México
Cinema TV Azteca,
recuerda en su centenario a la gran actriz
Rosita Fornés,
con estos clásicos del Cine Mexicano.
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Videos from Yozvan Santos: 100 años de "Rosita Fornés" La vedette cubana y de américa!!!! Cuba celebra el centenario de una
de sus más...
Tercer
Aniversario Luctuoso
La rememoran a tres años de su deceso,
en el segmento cultural del
Noticiero Estelar de la TV Cubana.
España
Programa dedicado a Rosita Fornés en su tercer aniversario luctuoso,
trasmitido el sábado 10 de junio de 2023.
Programa: Soy lo prohibido.
Un viaje por lo mejor de la copla y el bolero,
canciones de toda una vida acompañadas de entrevistas.
Presentadora: Pilar Boyero
Canal Extremadura Radio, España
El sábado 1ero de julio, estrenan en Miami,
"LA ROSA DEL 1111"
Documental (2022) / 80 min.
Director: José Antonio Jiménez
Antes, el 13 febrero,
había sido la Premier en La Habana, en conmemoración de su Centenario,
en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí.
En julio,
Alfonso Menéndez
es invitado al espacio del Canal Educativo
"SOBRE LAS TABLAS",
para hablar sobre su carrera y como es obvio,
La Fornés forma parte muy importante
en ella.