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Notas al programa

Después de haber escrito las notas al programa de nueve puestas en escena centralizadas por Rosita Fornés, confieso resulta difícil no repetirme en esta ocasión. Asimismo, el haber compilado y editado su cronología artística en 1988, limita, aun más, mi propósito de ser "original" para esta segunda emisión de "Como siempre La Fornés".

Pienso que podría intentar hablar, no ya de Rosita, sino de la otra, esa que pudiéramos llamar Rosalía. la que durante años se sentó, pasada la media noche, a tomar café con leche en una especie de rito ineludible, adelantado ahora para las ocho por su mamá, Lupe.

Quién pudiera imaginársela -siendo una de las artistas mejor vestidas de Cuba-, envuelta en una bata de casa tan gastada y maltrecha que Armando al verla siempre le decía: "Ya te pusiste la matapasiones".

Aunque parezca contradictorio, Rosalía es algo melancólica. No resulta fácil conseguir de ella una carcajada, pero cuando lo hace hay para rato y con ganas; introvertida, generalmente muy pausada, por momentos toda una explosión de gestos y palabras que carecen de afectación. En su lenguaje cotidiano hay ausencia total de indiscreciones y aunque repite constantemente que no se puede creer en todo el mundo, nadie es más ajeno al rencor y tan crédulo como ella suele serlo. Si logramos molestarla...(!!!), podemos asegurar que la explosión no dura más de cuarenta minutos.

Rosalía acepta un piropo como una quinceañera, se le ilumina la cara y he podido comprobar que es el mejor camino para lograr que asista a un ensayo a las nueve de la mañana, o para conseguir que cante un número del que no está totalmente convencida. Tan coqueta ha sido que a este respecto comenta Lupe: "Esta hija mía... La preparamos para que fuese secretaria y si hubiera llegado a ejercerlo, segura estoy que coqueteaba con la máquina de escribir".

¿Defectos..? Insoportablemente ordenada, escrupulosa, por momentos testaruda, despistada e impuntual; pero también cariñosa, romántica e insegura. Toda la personalidad que en la escena trasciende, tal parece que queda en el camerino junto al traje de gran soirée; a la casa regresa cotidiana, sencilla y hasta vulnerable.

Así la he visto muchas veces, con aquella misma bata raída que logré alcanzar, nunca restándole carisma. Así me he tropezado con esta mujer de belleza y edad tan divulgada y cuestionada "Cuando tenía veinte años me echaban treinta, ahora, para muchos, supongo que tenga 170". Pero vayamos mejor hacia algunas anécdotas que la definen por sí sola.

Ensayábamos la puesta en escena de su espectáculo unipersonal "Ser artista" por noviembre de 1987. Ella quería traer un aparador de su casa de Guanabo y me pide acompañara a los cargadores, pero, noviembre al fin, en medio del traslado comienza un torrencial aguacero. A duras penas cubro con una lona el dichoso mueble y llego a su casa, chorreando agua por todas partes. Me mira de arriba a abajo y espeta preocupadísima: ¿Se mojó el aparador..?

Transcurría el mes de julio de 1947. En el Teatro "Tívoli" de Ciudad México, Rosalía centralizaba la revista "Ice Cream Review", cuyo primer acto terminaba con un número en el que salía en franco bataclán. Al regresar al camerino encuentra a dos muy respetables señores que resultaron ser Federico Moreno Torroba y Francisco Fernández Shaw, autores de la música y el libreto de la famosa zarzuela española "Luisa Fernanda", estrenada en Cuba por ella en 1942 y que la consagrara como estrella del género: "Hemos venido a conocer a nuestra mejor Duquesa Carolina, hasta España ha llegado su fama en ese personaje de la obra y queremos presentarle nuestro respeto".

Ella queda en una pieza al comprender que los dos famosos autores españoles acababan de verla en un cuadro revisteril ajeno a la recia personalidad lírica y monárquica de "La Duquesa". Sin saber que decir -primero por el enorme halago y después por la facha en que la encontraban- atina sólo a responder: "Maestros, para mí es un gran honor oír de ustedes ese elogio, pero les aseguro que cuando hago Luisa Fernanda no salgo con las piernas al aire".

Es conocido por todos el estruendoso éxito cosechado por ella durante su estancia en. España entre 1957 y 1959. La prensa madrileña llega a catalogarla como "la Josephine. Baker cubana". Durante el estreno de "Los siete pecados capitales" en el teatro "Madrid", se le acerca un reportero del periódico "El Pueblo" para alabar sus dotes: "Vengo a conocer a una de las dos más grandes vedettes que han pasado por España". "Es usted muy amable -responde- pero me gustaría saber quién es la otra". El periodista rápidamente contesta: "Rosita Fornés y... usted".

Retomando el carácter presumido y coqueto de su personalidad, relato ahora una anécdota narrada por Lourdes Torres, partícipe de la misma.

El espectáculo "Variedades de La Habana" recorría los ex-países socialistas con ella al frente de la compañía, que se encontraba hospedada en un hotel de la ciudad de Galati, Rumanía. Durante la estancia ocurre un terremoto de magnitudes significativas alrededor de las ocho de la mañana (madrugada para Rosalía) y los huéspedes, incluido el elenco que integraba el espectáculo, se lanzan hacia la calle en medio del lógico pánico que genera tal situación. Los artistas, al notar su ausencia comienzan a llamarla a gritos: "Baja, hay terremoto". Ella se asoma a la ventana: "No puedo". Todos se aterran pensando que ha quedado atrapada. Lourdes Torres le grita: "¿Estás herida...Se desplomaron las escaleras?. Baja rápido". El movimiento telúrico continuaba cuando Rosalía responde: "¿En bata de casa y sin maquillar?, no, así yo no bajo".

Ya concluido el sismo, hizo su aparición en el agrietado vestíbulo del hotel, maquillada, con rolos, ¡en tacones! y diciendo: "!Ay, que susto he pasado!".

Cosas como estas le han sucedido a todos los artistas, pero no todos logran presentarse en la séptima década de su vida a ofrecer un concierto, en vivo, donde veremos a Rosalía, digo, a Rosita, plena y hasta hermosa.

Alfonso Menéndez Balsa
(Fragmento de la biografía que se elabora sobre la vida de Rosita Fornés)
















Programa:

Potpourri de operetas famosas / Pedro Coto
Gran Orquesta y Coro de la Televisón Cubana
La inmensidad / D.R.
Rosita Fornés, y Coro de la Televisión Cubana
Qué te pedí / Fernando Mulens
Rosita Fornés
Si tú fueras para mi / Emes Tejeda
Juan Bautista Pujols
Malagueña / Ernesto Lecuona
Ballet Lizt Alfonso
Vaya una dama / Daniel Montorio
Rosita Fornés y Ballet Lizt Alfonso
Pichi / Francisco Alonso
Rosita Fornés y Coro de la Televisión
Las parcheleras / Manuel Penella
Rosita Fornés, Ballet Lizt Alfonso
Sueño guajiro / Agustín Lara
Orlando Campoamor
María Bonita / Agustín Lara
Orlando Campoamor y Coro de la Televisión Cubana
Los vivos reflejos / Franz Lehar
Rosita Fornés, Orlando Campoamor
y Coro de la Televisión Cubana
Le petitte parisien / Manuel Penella
Rosita Fornés
Sentándose bonito / Jhon Kandel
Ballet de la Televisión Cubana
Little David / Negro Spiritual anónimo
Coro de la Televisión Cubana
El viaje / Concha Valdés Miranda
Rosita Fornés y Coro de la Televisión Cubana
Cuarteto de "La casta Susana"
Rosita Fornés, Ballet y
Coro de la Televisión Cubana
El mundo será mejor / John Kander
Rosita Fornés, Orlando Campoamor
Juan Bautista Pujols y Coro
de la Televisión Cubana
No llores por mí Argentina / Webber
Rosita Fornés y Coro de la Televisión Cubana

Créditos de la puesta en escena:

Luces:
David Tomás González
Archivo Musical:
Dulce María Betancourt
Peluquería y Maquillaje R.F.
Antonio Besteni
Vestuario Rosita Fornés:
Ismael García
Repertorista:
Pedro Fernández
Dirección Musical:
Miguel Patterson
Dirección Coral:
Octavio Marín
Orquestaciones:
Miguel Patterson
Jorge López Marín
José Ramón Urbay
Rafael Díaz Cárter
Coreografías:
Lizt Alfonso
Paulino Fernández
Asistentes de Dirección:
María Elena Otero
Daysi Stable
Producción:
Rafael Soto Aguilera
Diseño de luces, Guión y Dirección General:
Alfonso Menéndez Balsa

Oficina del Historiador
Anfiteatro de la Habana
7 de junio de 1997. 9.00 p.m.

Agradecimientos:

Hotel "Ambos Mundos", Raída Mara Suárez,
Margarita Suárez, Gertraud Ojeda, Luis Migueles,
Katia Cárdenas, Tatuara Oliver, Eduardo Fernández,
Archivo y Fonoteca ICRT,
Empresa de Carnaval, Teatro Mella.