ROSITA FORNÉS WEB PAGE

LA MOVIDA














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El 2 de diciembre de 1991 el programa La Movida (Televisa México) conducido por la presentadora y actriz Verónica Castro, trasmitió una de sus emisiones en directo desde el cabaret Tropicana de La Habana, Cuba.

Fue una verdadera maratón de artistas cubanos, las pistas de ambos salones -Bajo las estrellas y Arcos de cristal- sirvieron de sets a estas presentaciones.

La TV Cubana trasmitiría posteriormente en dos partes -dos sábados consecutivos- aquella “Movida”. De esa trasmisión es la entrevista que Verónica hiciera a La Fornés para el espacio.
















 

TV Crítica

Verónica Castro hizo bailar a los cubanos

MEXICO, (Univ-AEE).- Pues sí. "Se juntó el hambre con las ganas de comer", como decía el Negrito Zumbón de Santiago, en esta movidiza en que los inhibidos cubanos y la libérrima Verónica se reencontraron en alegrísimo reventón electrónico y dieron vuelo a la hilacha en una descarga a todo dar, que resultó sabrosísima y con toques bohemios de familiar y provinciana felicidad. Sí, sobrepasaban las cuatro de la mañana cuando Verónica y la bella gente, chico, reunida en el cabaret Tropicana, nos decían hasta mañana para continuarla con música y más música, color y más color, y fantasía más fantasía Cuba es Cuba, ¿no? y México es México ¿sí? y Verónica que es Verónica lograba el milagro de hermanarlos en memorable noche bailona, tan salsísima, rumbera y merenguísima como no habíamos visto antes. Vimos de entrada a la Vero bajando del avión y recibiendo flores en el aeropuerto José Martí y ya por ahí lo sensual se dejó entrever, que se acentuó con "Noche azul de mi alma" en la atmósfera cachondísima del Tropicana en donde el bolero se edifica, pues es la catedral del sentimiento hecho sal y miel, sexo y vida: "Mujer si puedes tú con Dios hablar...". Escuchamos y entramos en La Movida como cubana, como trasponiendo los tiempos y alcanzando la dimensión de otra época doméstica si se quiere en ingenua y provinciana como Mirta Medina, vestida de blanco, o Beatriz Márquez, la musicalísima, evocadora y bohemia como las teclas de su piano. Noche de amigos e íntima con Miguel Ángel Céspedes y Frank Domínguez y destrampada bailona con don Juan Formell, Pedrito y su sombrero mexicano y Van Van. Noche de insólitos humanismos con Soledad Delgado, Rosita Fornés, los "Pepillos", o muchachitos rítmicos y musicales, que son los Samplin, que hacen maravillas sin otro instrumento que sus voces. Las mulatísimas y voluptuosas chicas de la orquesta Anacaona. ¡Dios, qué movida... De chocolate... Y azuquita! morenaza noche que nos fue sedando los nervios. Toda una gran fiesta popular. Todo un superdespelote. Y Verónica —que rápidamente agarra la onda—, nos habló con la terminología cubana tan de frijol y arroz, moros y cristianos. Música de charla, que nos hizo saber, con Mirta Medina, que las movidas matrimoniales en la isla son mínimamente cuatro: quien no lleva cuatro matrimonios puede considerarse virgen. Eso nos pareció. Tremendas las cubanas y los cubanos, amables y cariñosos todos. Buena gente, como personas liberadas y sin cadenas ni restricciones sexuales que las hagan agrias. De frigidez, ni abuela. Gran dicha de los artistas cubanos al estar con Verónica... Su sueño de La Movida se les cumplía. Algo fantástico para ellas y ellos. Dicha que se dejaba sentir en la pequeña pantalla y nos alegraba a todos. iBonitísimo! Mirta Medina se nos reveló como periodista y nos mostró la evocadura Marina Hemingway y ahí nos recordó el viejo y el mar, que se hizo hotel y fiesta y papá, entre otros símbolos donde vive el escritor. Imágenes de La Habana en los cortes y noche con temblor de bolero y todo lo demás. Noche tan sensual como romántica para disfrutar sin asomo de prejuicios y sin buscarle, para nada, las tres patas al gato cojo. Noche de aire luz, tan cubana como mexicana, la pura verdad. Verónica hizo hasta un concurso de canciones, palenqueo un poquito en el Tropicana y la gente mostró su bravía morena y su belleza mulata. Bella gente, bellísima, la cubana, como ese Manolito que hizo bailar a la Vero tras darle esta cuerda con la palabra guararey. Fantástico y humano a la vez.

En casa nos sentíamos los televidentes en el Tropicana tan cubanísimo donde la gente nos demostró que conoce mejor que muchos de nosotros la música mexicana de siempre. Fue algo así como volver a los 50s. De película, aunque era realidad vivísima esta Movida de van van en la que Rosita Fornés charló con Verónica mientras que muchos de nosotros la recordábamos en "Se Acabaron las Mujeres", "Del Can Can al Mambo" y "La Carne Manda" entre otras de sus películas hechas en México. Recordó Rosita a Cantinflas, que fue su padrino y su introductor en México, recordó a Manuel Medel, padre de su hija, que es una joven prometedora de artista. De casta le viene a la galguita. La vedette adorada por todos mostró su gratitud a México, su segunda patria queridísima y "a la que se lo debe todo". Recordó a Dolores del Río, Pedro Infante, María Félix, Gloria Marín, los hermanos Soler... Mando saludos a su amiga Silvia Pinal... Recordó... Y recordar es vivir. Momento muy especial de esta Movida con ella.

Y música y más música con Samplin, los Pepillos que hacen maravillas sonorosas con sus jóvenes voces. Y más y más música con Anacaona y la imagen de Mara Núñez, hembrísima vedette del Tropicana. Que quien la ve una vez no la olvida jamás. Y, bueno, lo que perdimos de sueño lo ganamos en alegría, lo que bien valió la dicha de un lunes desveladísimo con deseos de prolongarse en martes porque así será. Todo un triunfo de Verónica Castro, a la que no hay quien la pare en cuanto a capacidad de entrega y buscarle y buscarle para complacer a su millonario público.

La Movida desde Tropicana

La Habana, Cuba

02 Diciembre 1991