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Anfiteatro del Centro Histórico
Oficina del Historiador de La Ciudad
Domingo, 26 de agosto del 2001 / 9:00 pm.

Entrevista realizada a Ángela Grau el 23 de marzo de 1996

A. Menéndez:
Ángela, ¿Cuándo conoce a Rosa?
A. Grau:
En 1942, aunque ya la había oído en "La corte suprema del arte". Fui a verla en el estreno de "Luisa Fernanda". Me impresionó, y si en aquel momento su voz no me pareció nada del otro mundo, sin dudas dio todas las notas y eso sí, ¡qué manera de hacer la obra, de actuar! Ya era toda una artista. Recuerdo que vi la representación número 100 que hicieron de la zarzuela, ¡fíjate si gustó!.
Pero volviendo al día en que la conocí. Fui a su camerino para que me dedicara una foto suya que me había agenciado con Armand (El fotógrafo de las estrellas). Me comentó que no conocía la foto y no tenía organizado sus recortes de periódicos. Me le ofrecí para hacerlo y ahí comenzó una amistad que aún se mantiene, aunque nos llamamos poco. Pero espérate, porque hay algo que tú no sabes, las dos nacimos en el " Woman Hospital", de New York y el mismo año, lo que ella es mayor que yo...3 meses.
Volvamos al 42. Rosita vivía entonces en la calle San Lázaro casi llegando a Galiano y noviaba con René Cabell.
Mi familia y la de ella también hicieron amistad -fue por nuestras madres que supimos de la coincidencia del nacimiento-. Ahora recuerdo un incidente que fue todo un show; Rosa estaba ensayando una obra en el Auditorium, si mal no recuerdo se trataba del estreno de la comedia musical de Olga de Blanck "Vivimos hoy", y resulta que cuando se dirigía a su casa después del ensayo, un hombre comenzó a seguirla y a decirle obscenidades. Ya en la escalera de su casa, este señor fue tan atrevido que intentó tocarla, a lo que Rosita respondió con una bofetada. Aquello fue de perseguidora y todo, inclusive creo recordar que René Cabell bajaba en esos momentos (vivía en los altos) y se fajó con el hombre. El incidente salió en todos los periódicos poniendo a Rosita de ejemplo de cómo debían actuar las mujeres con esos tipos de ciudadanos.

A. Menéndez:
Y qué sabe de toda aquella historia del noviazgo de Rosita y Cantinflas?
A. Grau:
Él viene a Cuba en el 44 y se enamora de ella perdidamente, la invitó a México para hacer cine, y se va, con su padre (que no le perdía pie ni pisada). Allí filmó una película espantosa que recuerdo comenzaba con un velorio o algo así. (1)
Cuando regresa (ya en Cuba se había publicado que eran novios), me llamó por teléfono y nos citamos en el Ten Cent de Galiano para merendar. La Rosita que apareció allí era todo un suceso; venía con una saya muy linda y una blusa escotada con la barriga afuera. ¡Imagínate a Rosa con menos de 21 años y la barriga al aire. ¡Para qué fue aquello! Todos se metían con ella, el público apenas nos dejaba merendar preguntándole sobre lo de Cantinflas; decidimos entonces meternos en el cine Astral. Allí, más tranquilas, le pregunté sobre qué había de cierto en toda esa historia. Ella me confesó que Cantinflas le gustaba, pero que era casado y que en esas condiciones ella no aceptaba ningún tipo de relación.
Cuando llegamos a su casa, el padre, que no la había visto salir con aquella indumentaria, la regañó muchísimo. La familia de Rosa siempre fue muy conservadora, aún no me explico cómo la dejaron ser artista.
Yo comía en su casa reiteradamente cuando ella venía de México. Eran tiempos en que se estilaba no aparecerse con las manos vacías a una comida y siempre le llevaba de regalo unos dulces muy finos y carísimos que vendían en 'La casa Suárez". En una de esas reuniones, recuerdo particularmente una tarde en que me alegré un poco y canté la salida de Juan de la zarzuela "Les gavilanes", tratando de imitar a un barítono de entonces, Paco Obregón, Rosa se desternilló de la risa. A su casa iba mucho un periodista gordito que se llamaba Edgardo Lezcano Abella y que también estaba perdidamente enamorado de Rosa.

A. Menéndez:
¿Qué puede decirme de la temporada de Rosita con Mario Martínez Casado en el teatro Principal de la Comedia en 1943?
A. Grau:
Fue estelar. En una de las obras que se hicieron en aquella temporada, recuerdo que ocurrió algo simpatiquísimo que te puede dar la medida de como Rosita se convirtió en profesional en un abrir y cerrar de ojos. Mario Martínez Casado debía decirle en una de las escenas de la obra en cuestión: "Siento por ti una gran ternura", pero se equivoca y por "ternura" dice "ternera", el teatro se vino abajo y hasta ellos mismos tuvieron que virarse de espaldas al público porque no podían contener la risa. Cuando lograron recuperarse, Rosita, en vez de continuar el dialogo, le responde: "¿Así que con ternera, no?". El teatro estalló en una gran carcajada. Ya Rosita era toda una gran artista y te estoy hablando del año 43, ella tenía apenas cinco años de carrera.
Hay algo que no olvidaré nunca: su "Dama de las camelias" con Otto Sirgo. Estaba tan metida en el personaje que no comía, se puso flaca, pálida. La noche del estreno al terminar la función toda la sala se puso de pie, pero el telón no se abría para el saludo. En esto piden un médico para el escenario. Era Rosita que se había muerto de verdad, estala desmayada y no volvía en sí. Cuando lo hizo, rompió a llorar desconsoladamente. Junto a mi luneta había dos señoras mayores que al concluir la función comentaron que ni la Bertini la superaba. Yo por mi parte no sabía quién rayos era la Bertini, pero si te puedo asegurar que estuvo magistral.
En la época que te hablo, vino el famoso tenor español Antonio Vela para hacer la Zarzuela "Doña Francisquita". La dirección de la compañía del Principal de la Comedia" quería darle el protagónico a Maruja González, pero se desató toda una gran campaña, (en la que Antonio Palacios empujó muchísimo) para que le dieran el protagónico a Rosita, y así fue. El día del estreno estaba muerta de miedo en mi luneta, tú sabes que la Francisquita es palabra mayor, inclusive "el ruiseñor" tiene escrito un "Do" sobreagudo. Bueno, pues Rosita lo bordó y la obra fue un exitazo...Y resulta que Vela también se enamoró de ella y en la escena del dúo la besó de manera tal que Rosita tuvo que darle un pisotón para que la soltara. Cuando fui al camerino a saludarla le oí decir a Vela: "Esta muchacha me ha desbaratado un pie".

A. Menéndez:
Ángela, defíname a Rosita
A. Grau:
Nació para ser artista, vino con eso al mundo. Como persona ha sido magnífica, nunca la he oído hablar mal de otro compañero ni nunca he visto en su mirada la envidia, el rencor. Se hizo profesional a los 20 años, y eso, es irrepetible. Rosa es y ha sido la más completa de las artistas cubanas. Comedias, dramas, zarzuelas, operetas, revistas musicales. Ella lo ha hecho todo y todo lo ha hecho muy bien. Es un caso excepcional.

(1) Presumiblemente, Ángela Grau se refiere a la tercera película rodada por Rosita en México -"La carne manda"- y no a la primera, "El deseo".

Angela Grau Imperatori (11 de mayo de 1923). Dr. en Filosofía y Letras. Fue, en los años 40, directora del periódico "Redención" . Es fundadora del Ballet "Alicia Alonso", donde durante más de 15 años fue su subdirectora general. En 1978 reinaugura el Teatro Nacional de Cuba. Recientemente publicó su libro "El sueño irrealizado del Tío Sam". Muy ligada y comprometida con la lucha revolucionaria, Ángela Grau cuenta con el prestigio de su honradez y el respeto de intelectuales y artistas.
















Invitados:

María Eugenia Barrios
Rebeca Martínez
Hilda de la Hoz
Rosa María Medel
Lázaro Méndez
Bruno
Compañía Flamenca "Ecos"
Ballet Folklórico Raíces Profundas
Coro de la Televisión Cubana

Créditos de la puesta en escena:

Guitarra acompañante:
Luis Manuel Molina
Dirección Coral:
Octavio Marín
Asistente de Dirección:
Dulce María Betancourt
Sonido:
Mykel Torriente
Alexis Rodríguez
Peluquería:
Teresa de Jesús Marcial
Asistentes de Sala:
María A. Blanco Valdés
Agustina Vargas
Estela Vives
Leticia Ruiz
Grabaciones:
Alexis Rodríguez / Habana Radio
Luminotécnicos:
Espejo y René
Diseño de luces, guión y puesta en escena:
Alfonso Menéndez Balsa

Anfiteatro del Centro Histórico