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ROSITA FORNÉS y la hija de "PITO PÉREZ" en LA HABANA














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ROSITA FORNÉS y la hija de "PITO PÉREZ"
en LA HABANA

Rosita Fornés nació en La Habana.
Muy niña la llevaron los padres a España.
Estudió bachillerato, taquigrafía, mecanografía y comercio...
La Corte Suprema, del Arte supo de ella, de su juvenil belleza,
de su vocación artística irresistible.
Ganó premios.
Se hizo estrella naciente.
Después pasó al profesionalismo.
Cantó canciones españolas, actuó en películas cubanas,
se hizo tiple de opereta, se consagró con la Duquesa Carolina
de "Luisa Fernanda".
Hizo después teatro romántico destacándose como actriz ponderada.
Un día se fue a México...
Y México nos la devuelve hecha una vedette de fama internacional.

Por DON GALAOR


El caso es que yo entrevisté a Rosita Fornés en México. En su pequeño camarín del teatro "Tivoli". Después de su última presentación de aquella noche... ¡Y el caso es que Rosita ya está en La Habana! ¡Ya está en La Habana y ya ha debutado en la escena del teatro "Martí", como figura estelarísima, rutilante, de la compañía de Alberto Garrido!

La interviú por esto, tiene dos partes. La de México y la de La Habana, que no se parecen en nada, como verán si siguen leyendo. De esta forma descubro para mi condición de entrevistador, y expongo para conocimiento del público, que lo que suele decir una artista no tiene vigencia por mucho tiempo.

Y es lógico que así sea, porque la vida del artista no es al artista a quien pertenece, sino a las empresas y al público. Y pongo primero a las empresas, porque las empresas son las que cambian sus rumbos, las que tuercen sus decisiones, las que pagan para que hagan todo lo contrario de lo que planean.

Vean si no, el caso de nuestra rutilante vedette. Yo le pregunté en México:
- Rosita, ¿cuándo volverá a trabajar en La Habana?

Y ella me respondió sin vacilar:
- Pues no lo sé, Don Galaor.

- ¿Qué no lo sabe?

- No.

- ¿No está en sus planes, en sus proyectos, en sus ambiciones, volver a trabajar para aquel publico que la vio surgir, subir, triunfar?

- En mis planes, todavía no. En mis proyectos tampoco. Yo no puedo hacer proyectos, porque siempre la realidad vendrá a obligarme a hacer lo contrario. En mis ambiciones sí. Cuba estará siempre en mis ambiciones artísticas...

Hubo un ligero temblor en sus labios. Que se había emocionado al decirme esto era evidente. Sus ojos pestañaron como queriendo borrar el cosquilleo que los humedecía y dijo por fin:

- Diga usted que este año, de todos modos iré a La Habana, a disfrutar de unas breves vacaciones al lado de los míos. Para que papá y mamá conozcan a mi hija...

- ¿Hija?

- Hija.

- ¿Dónde está?

- En casa. ¿Cuándo va ir a visitarla?

- Cuando regrese de Acapulco.

- ¿Me lo promete?

- Con toda el alma. Quiero ser yo quien publique primero en La Habana una fotografía de la hija de Rosita Fornés.

- Pues queda prometida la primicia.

*

¿Lo han oído? Pues ahora vean como Rosita tenía razón cuando me dijo que ella no podía hacer proyectos, "porque siempre la realidad vendrá a obligarme a hacer los contrario..."

Y la "realidad" se apareció en México días después de regresar yo a La Habana en la persona de Luis Piñero, embajador plenipotenciario de Alberto Garrido.

La realidad habló y propuso. Rosita escuchó con el corazón, más que con los oídos, palabras tan elocuentes como estas: "contrato", "teatro cubano", "Habana", "tantos pesos de sueldo"... y se olvidó por completo de sus soberanas declaraciones a este entrevistador. Se olvidó que había dicho que vendría de vacaciones, en diciembre, para que mamá y papá conocieran a la nieta querida. La Habana reclamaba su presencia, pero no como visitante, no como la hija añorada y la hermana maravillosa, sino como la "vedette" rutilante. Y no vaciló. El esposo, Manuel Medel, intervino en la conversación con Luis Piñero. Se modificaron algunas de las proposiciones. Quizá en lo concerniente a los sueldos, quizá en los créditos de publicidad, quizá en la clase de trabajo que ambos realizarían en el elenco de Garrido. Es hombre sereno, práctico y conoce mejor las interioridades formulistas de telón adentro.

Pero el contrato, las condiciones, las cantidades, los créditos no tenían para Rosita más significado que el sentimental. Vendría a La Habana, después de 5 años de ausencia, a presentarse ante el público que la había elevado a la categoría estelar que la llevó a México. Vendría a La Habana, y abrazaría a los suyos. Vendría a La Habana, y se pasearía por nuestro Boulevard inolvidable, y respiraría la alegre y cordial atmósfera habanera, y oiría los aplausos que la habían hecho famosa...

*

La primera parte de la interviú, la llevada a efecto en el pequeño escenario del teatro "Tívoli" de Ciudad México, queda así, sin valor. Yo tenía mis apuntes ordenados. Tenía planeada, -tampoco los entrevistadores podemos hacer planes a largo plazo- estructurada la entrevista siguiendo ordenadamente los pasos de nuestro encuentro. Encuentro de dos amigos, más que de la artista y el escritor. Encuentro lleno de recuerdos emocionados... Después, mis preguntas y sus respuestas... Después, mi impresión de las actuaciones de Rosita Fornés aquella noche...

Cuando llegó a México, un cronista que la vió debutar, dijo de ella cosas tan bellas como éstas:

"Tome usted, lector, una coctelera, a ser posible de vidrio transparente, diáfano; libérela de toda partícula de polvo o agua que pueda empañar sus paredes; colóquela sobre una charola de plata pulida y reluciente, y proceda usted a mezclar en ella los ingredientes que señalamos a continuación:
2 copitas de jugo de azáhar de Valencia.
2 copitas de extracto de rosas de Madrid.
3 copitas de jugo de caña de Cuba.

Después, "su refresco favorito", que puede ser, siempre a base de jugos o extractos refinados, "belleza" de huerta valencia, "gracia" de calles madrileñas o "alegría" de isla cubana.

Agítelo sin violencia: dulcemente, acompasadamente, al sol de una jota de la huerta, de un pasodoble "cañí" o de una rumba calientita y sensual. Humedézcase los labios, y si una vez humedecidos, usted no siente un cosquilleo tan dulce como extraño o unas ansias impetuosas de tomarse un garrafón de ese licor de maravilla, es que usted, lector, no es un ente normal, o al menos ha perdido totalmente el paladar. Porque el coctel que acaba usted de tomarse, es nada menos que "Rosita Fornés", una lindísima muchacha nacida en La Habana, hija de padre valenciano y madre madrileña, por cuya sangre corre a torrentes toda la gracia, la belleza y la alegría de esas tres ciudades que acabamos de mencionar..."

*

Desde entonces, Rosita Fornés es para los mejicanos, eso. Un delicioso, un aturdidor coctel de gracia, de simpatía, de hermosura. Esta noche de mi visita al teatro "Tívoli", se presentó cantando una canción española, rodeada del coro.

En la segunda parte, una canción moderna, cosmopolita, llena de matices frívolos y amorosos.

En ambas, por igual, el público se mostró maravillado. La escuchó en silencio, sin perder de ella un gesto, un movimiento. Sintiéndose feliz de ver, y escuchar y admirar una criatura tan excepcionalmente hermosa.

*

No sin sorpresa supe del contrato de Rosita Fornés para la compañía de Garrido, que debuta este mismo viernes en el "Martí". Al mismo aeropuerto fui a verla.

- ¿Cree usted que esto que hace es serio? - le pregunté.

Rosita se sorprendió de mi pregunta. Se extrañó del tono de reproche que había usado para decírsela.

- ¿Y qué es esto? - indagó temerosa de oír algo terrible.

- Pues eso, esto de venir a La Habana en septiembre.

- ¿Y qué quería usted? - Pues, un poco de formalidad, ¿es mucho pedir?

Rosita se va dando cuenta de lo exagerado de mí actitud, y reponiéndose, riendo feliz, exclama:

- ¡Ah, ya! Le dije a usted que vendría en diciembre.

- Por breve tiempo.

- ¡Y de vacaciones!

- Para que su papá y su mamá, conocieran la nieta maravillosa!...

- ¡Y vine en septiembre, por mucho tiempo, a trabajar para mi público querido!

- ¿Ve usted cómo no se pueden hacer planes?

Nunca había dicho a nadie mi propósito de venir este año a La Habana de vacaciones. Y en cuanto se lo dije a usted, las cosas se precipitaron de tal forma, que aquí me tiene casi un mes después de nuestra conversación ¿Ya publicó usted mi Interviú?

- No.

- Entonces, ¿de qué se queja?

- ¡Pero si no me quejo!

- ¿Se alegra?

- Muchísimo.

- Muchas gracias.

Se acercó Medel

- ¿Cómo está usted, Medel?

- Muy bien, muchas gracias.

- ¿Le gustó a usted, de inmediato, la idea de venir a La Habana?

- ¿No nos ve usted aquí?

- ¿Pero tenía usted propósito de venir?

- Tan pronto, no.

- Pues por eso se lo pregunto.

- La verdad es que Rosita estaba sintiendo la nostalgia de La Habana. Nuestros contratos en México nos permitían aceptar éste de Garrido, y nos dijimos, ¿por qué no?

- Y aquí estamos.

- De no haber surgido este contrato, ¿cómo le hubiera gustado venir?

- Con mi compañía, desde luego.

- Entonces, ese propósito, ¿desaparece con esta visita?

- No creo. Si nos va bien, quiero decir, si mi trabajo le gusta al público de La Habana, es muy posible que más adelante, el próximo año quizá, me anime...

- ¿Siempre con Rosita?

- Pues claro...

Se acercó una joven con la hija de Rosita y Medel. Acaparó la atención de todos. ¡Hasta de los fotógrafos y camarógrafos! Tiene seis meses de nacida y es una chiquilla admirable. Rosita la toma en sus brazos. Le cubre la cara de besos. Llega Luis Piñero Le sigue Roberto Rodríguez. Las cámaras de los periódicos diarios irrumpen en el andén del equipaje.

- ¿Con qué obra debutaran en La Habana?

- No lo sabemos todavía -respondió Medel.

Roberto Rodríguez informa:

- "Llegaron Los Panchos"

- ¿Dónde están? -gritamos todos a coro.

- Ese es el título de la obra del debut.

- ¡Ah!

Roberto, en su rol de informador, prosigue:

- Rosita debutará con la compañía. Pero Medel hará su debut una semana después.

Medel abre los ojos jubilosos. Se le acaba de ocurrir una idea. Toma del brazo a Roberto, llama a Luis Piñero. Yo los sigo, porque sé que voy a oír algo interesante.

- ¿Ya tienen obra para mi debut?

- No sé.

- Es muy posible, Garrido le dirá.

- Es que... ¿saben? si no tienen la obra todavía, yo podría sugerir una... una a base de Pito Pérez...

- ¿Les parece?

- A mi sí. Pito Pérez es un titulo...
- Bueno, yo en eso no me meto -respondió Piñero-. Pero hablando con Garrido...

Medel no se inmuta. La idea sigue dándole vueltas en la imaginación. Ya no oye lo que le dicen. Ya da por cierto lo que está pensando... Y dice:

- "Pito Pérez en La Habana"...

- ¿Pito Pérez en La Habana?

- ¡Pito Pérez en La Habana!

¿No soy yo Pito Pérez? ¿No acabo de llegar? "Pito Pérez en La Habana"

Debió haber convencido a Garrido cuando habló con él, porque tal como lo imaginó Medel en el aeropuerto a los pocos minutos de pisar suelo cubano, se está anunciando.

Rosita Fornés debuta este viernes. Medel el próximo.

¡Allá estaremos!

¡Salud, Rosita Maravilla! ¡Salud, don Manuel Pérez Medel! La Habana espera pasar muy gratas horas con su presencia.

Tomado de la
Revista BOHEMIA, La Habana, CUBA
9 de Octubre de 1949
Páginas: 60, 61, 158 y 160