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CLASICOS EN EL PROGRAMA
Por RICARD SALVAT
Las obras clásicas tuvieron amplia cabida en la programación del Festival. Fue uno de sus bloques más interesantes. Por
desgracia, con las representaciones prácticamente a la misma hora, no pudimos ver todo lo que nos hubiera gustado.
TRES MONTAJES DE ROBERTO BLANCO
Roberto Blanco presentó en el Festival tres espectáculos, el del día de la inauguración a partir de «Era un hombre de
pueblo», de Paco Alfonso; «De los días de la guerra», según el texto de José Martí, y su adaptación de «Canción de Rachel»,
de Miguel Barnet. Blanco está llevando a cabo unas propuestas valientes, atrevidas y arriesgadas de comunicación y utilización
paralela alternada y entreverada de diferentes lenguajes escénicos.
Roberto Blanco llevó su investigación más lejos en «Canción de Rachel» que montó con la Compañía «Danza Nacional de Cuba».
Inspirada en la vida de Rachel, la famosa «reina» del Teatro Alhambra, durante la controvertida época de la «belle époque»
cubana, el material con que contaba Roberto Blanco era, a nuestro entender, de primera calidad. Pensamos que falló la adaptación;
posiblemente Roberto Blanco no debió ocuparse de la parte literaria y estructural del espectáculo o debió requerir la ayuda
del equipo dramatúrgico. Rehacer la época que abraza de 1906 a 1929 y querer, al mismo tiempo, poner en evidencia sus terribles
contradicciones políticas, era una tarea demasiado ambiciosa para ser resuelta por una sola persona. Roberto Blanco usó del
taller, de la danza, del texto, de todas las posibilidades que dan los diferentes lenguajes del mundo del espectáculo, pero
la última fusión de todos ellos no se logró. Rosita Fornés tuvo momentos extraordinarios en su Rachel, a diferencia de su
trabajo en «La permuta», aquí intentó servir el personaje y lo logró en todo momento. Tuvimos en más de una ocasión, la impresión
de encontramos ante un gran «monstruo sagrado» del espectáculo. Muy buena la orquesta, muy interesante la música de Sergio
Vitier, excelentes la mayoría de los bailarines, pero falló la mirada última que unificara todas las propuestas.
Tomado de
PIPIRIJAINA
Revista de Teatro No. 22
Mayo 1982
Madrid, ESPAÑA
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