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MANUEL MEDEL RUIZ














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Este Photo Slide Show pretende rendir homenaje a Manuel Medel Ruiz y por ende a México, segunda patria de Rosita, país donde su carrera alcanzara categoría internacional.

Las fotos que aquí se muestran fueron tomadas de la Fototeca Nacional del INAH de México (SINAFO), realizadas en las décadas del 40 y 50 por Simón Flechine, "SEMO", fotógrafo de origen ruso que encontró refugio y resonancia en México.

Gentileza de Rey González para esta Web Page.

Fragmentos de:                                             


MANUEL MEDEL RUIZ

El otro gran Mimo de México.

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… Después de actuar como coestelar de Joaquín Pardavé en Don Simón de Lira en 1946- un fracaso con la crítica, un éxito de taquilla-, Medel aparecería en otra película musical básicamente intrascendente, Cara Sucia en 1949, de nuevo bajo la dirección de Carlos Orellana, la cual tuvo la peculiaridad de permitirle compartir créditos estelares con la hermosa vedette cubana Rosita Fornés (1923, verdadero nombre, Rosalía Palet Bonavía), en su cuarta película mexicana- y sexta de su larga carrera artística, que comenzó en la Isla en 1938 a los 15 años de edad-, quién fue su única esposa y actúo en esta oportunidad ya embarazada de la hija de ambos; de hecho, los roles de la pareja en este filme, él un melancólico maestro de mediana edad con una carrera en declive, ella una fogosa joven vedette en ascenso, muestran extraños paralelismos con sus vidas reales como matrimonio.

Vida personal

En paralelo con su irregular carrera cinematográfica, Medel siguió vigente en el teatro; en sus andares por los más importantes locales de revista de la ciudad de México, fue atento observador de la vertiginosa carrera de la bella cubana Rosita-ya famosa en México por su primera película nacional, El Deseo, de 1945, bajo la dirección de Chano Urueta y bien conocida como El Ciclón Antillano-quien, a sus escasos 22 años, ya actuaba como primera vedette en el Arbeu, el Lírico y el mismo Follies Bergere que tantos éxitos le dispensó en el pasado al regiomontano; uniendo fuerzas, la pareja debutó como primera atracción- ya denominados la Compañía de Rosita Fornés y Manuel Medel- en la inauguración del mítico Teatro Tívoli, principal rival del Follies- a donde Medel no volvería desde su ruptura con Cantinflas-, el 13 de septiembre de 1946, con la divertida revista cómico musical Chofer….al Tívoli, de resultados positivos inmediatos; esta producción, escrita por el saltillense Alfredo Robledo Vázquez – paradójicamente, el libretista de cabecera de Cantinflas-, llegaría a unas increíbles 1,500 representaciones, contando con el soporte del genial capitalino Oscar Pulido3. Juntos lanzarían a artistas que posteriormente tendrían gran renombre, como Yolanda Montes Tongolele- con su número denominado Mangolele- y Rosita Quintana4, ambas debutantes en 1948, además de especializarse en memorables parodias de obras de moda, como La Gesticuladora (1947)-basada en la controversial y censurada pieza del mexicano Rodolfo Usigli, El Gesticulador, que, a pesar de haber sido escrita en 1938, solo pudo ser estrenada hasta ese año- y Un Ferrocarril llamado Desastre (1949), alusiva a Un Tranvía llamado Deseo, de Tennessee Williams. Otras producciones registradas en la época fueron El Harem de Max y Mino- referencia directa al corrupto hermano del presidente Ávila Camacho, el poblano general Maximino, y Pito Pérez Tenorio, propia del Día de Muertos de varios años, entre muchas otras.

3 Algunas celebridades asistentes al estreno del Tívoli-todo un acontecimiento en el medio nacional de la época- fueron Fernando Soler, Carlos López Moctezuma, Consuelo Guerrero de Luna, Miroslava, el ya retirado Leopoldo Cuatezón Beristain-el decano de los cómicos carperos-, Emilia Guiú y el genial cómico norteamericano del cine mudo Buster Keaton.

4 Otros artistas prominentes que hicieron temporada en el Tívoli fueron Pedro Infante, Blanca Estela Pavón, Lilia Prado, Rosa Carmina, Ninón Sevilla, Katy Jurado, Libertad Lamarque, Olga Guillot, el Trío Los Panchos, Toña La Negra, Marga López, Amanda del Llano, Roberto Soto, María Conesa y Jorge Mistral, entre otros.

La convivencia diaria de ambos intérpretes se convirtió rápidamente en romance – la joven Rosita vivía completamente sola en México, dedicada a su trabajo-, para casarse el 20 de diciembre de 1947; tuvieron solamente una hija, Rosa María Eugenia Medel Palet, quien eventualmente probaría suerte como actriz, haciendo televisión en Cuba y teatro junto a su madre hasta la fecha.

Para 1947, Medel, a la sazón director de la exitosa compañía, logró asociarse con el empresario italiano Américo Mancini para manejar de manera colaborativa los negocios del Tívoli, con tal éxito que lograron llevar al teatro de revista mexicano a un importante segundo aire, que llegaría a su zenith en 1952; desgraciadamente, para esa época, ya existían importantes desavenencias entre los dos apasionados individuos, que inclusive llegaron a los golpes antes de la desintegración de la sociedad. Los problemas laborales alcanzaron también al hogar de la familia Medel Palet, ya que, mientras la carrera profesional del regiomontano comenzaba un franco declive del cual ya no se repondría, la hermosa y carismática-aunque en lo privado, insegura- Rosita seguía en vertiginoso ascenso, siendo nombrada sucesivamente por la prensa de espectáculos de los años cuarenta y cincuenta Vedette de México y Vedette de América, extendiendo en el proceso su popularidad a América Latina, Estados Unidos, España- inclusive llegó a superar en su propia tierra a la más joven Sarita Montiel- y el resto de Europa, hasta culminar con la celebración de sus 73 años de artista en 2011. La diferencia de 17 años de edad entre ambos cónyuges tampoco ayudó a estabilizar la relación a largo plazo.

La ruptura entre los artistas resultó inevitable; el 2 de enero de 1952, Rosita solicitó el divorcio por desavenencias serias entre las partes, a lo que el juez de Yautepec, Morelos, Manuel Avendaño Chávez dictó sentencia, otorgándole la patria potestad de la única hija del matrimonio el 16 de febrero; a esta decisión Medel respondió con un amparo, negándose permanentemente a concederle el divorcio; el 23 de ese mismo mes, temiendo por su seguridad ante las amenazas de su irascible marido, Rosita y Rosa María huyeron a La Habana, para no volver a reunirse con el cabeza de familia hasta los últimos años de la vida del actor neolonés. Dejó atrás contratos ya firmados por cinco películas a ser filmadas en México.

Con su vida personal en crisis, la carrera profesional de Medel no pudo repuntar; después de una memorable personificación del tragicómico y payaso-asesino Pancholín en la cinta Teatro del Crimen de 1956-una variante humorística de El Fantasma de la Opera, irónicamente estelarizada por María Antonieta Pons como una exitosa vedette cubana-, los papeles del regiomontano serían más escasos, espaciados e irrelevantes…

Manuel Medel Ruiz falleció en México DF el 14 de marzo de 1997 a los 91 años, víctima de un paro cardíaco después de sufrir una caída, en compañía de su segunda pareja sentimental, Alicia Buccio; fue sepultado al siguiente día ante una escasa concurrencia, olvidado tanto por sus compañeros artistas como por el público en general y dejando inconclusas sus memorias, apropiadamente tituladas Medelerías.

Conclusiones

… Adicionalmente, la imagen pública de Medel fue manejada siempre en bajo perfil, y no existe evidencia documental de que haya posado formalmente ante la lente del fotógrafo de las estrellas de la época de oro del cine mexicano, Armando Herrera, paso obligado para la fama en el medio.

La relación amor-odio con Cantinflas fue descrita al menos en dos ocasiones por el intérprete neolonés, en frases al pasar, pero siempre con su clásica ironía:

“……. [Cantinflas] muy cómico, pero muy corto, limitado a su personaje que logra a la perfección, eso sí………”

“……..[Cantinflas] no es bruto, aunque sea de Azcapotzalco……”

Este ambiente de resentimiento hacia su compañero y pupilo alcanzó inclusive al entorno familiar de Medel; recientemente, Rosita Fornés confesó haber formado parte de la larga cadena de relaciones extramaritales de Mario Moreno -felizmente casado por 32 años-, quién fue de hecho responsable de haberla guiado en sus primeros casos como actriz y estrella en México desde 1945; aunque no es posible determinar si este hecho fue alguna vez del conocimiento del regiomontano y si tuvo efectos sobre su comportamiento posterior, es Rosita- definida por él mismo, como la mujer de su vida- quién mejor puede describir la prematura decadencia profesional y personal del genial actor, de la siguiente manera:

“….murió la ilusión, ni yo misma sé cuándo ocurrió. Medel venía de regreso por el camino de la vida, cuando yo, ambiciosa de aplausos y de triunfos, recién echaba a andar….Pito [Pérez], tan infeliz, tan triste, se apoderó de él y entró en su matrimonio; su alegría se marchitó y sólo quedó la soledad, una soledad que no podía ni quería compartir….”.

El regiomontano Manuel Medel Ruiz dejó un legado de al menos 25 películas con créditos, aunque algunos expertos opinan que pueden aproximarse más a 40, entre apariciones como extra y no acreditadas, una práctica común de la época; en todos los casos, tanto como estrella o de segunda parte, en solitario ó a dúo, en cine ó en teatro, su genio y carisma son evidentes para el espectador educado, por lo que un merecido reconocimiento más allá de la nostalgia de un reducido número de sus admiradores de México y el mundo queda todavía como una asignatura pendiente, tanto para los especialistas teatrales y cinematográficos como para el gran público, cuyo olvido resulta injustificado, como si colectivamente hubieran aceptado a la letra la proverbial frase de la eterna Rosita Fornés, El Ciclón Antillano:

“…usted es tan bueno como lo último que pudo hacer”.

Artículo enviado por:          Ing. Miguel Narro, de Monterrey, México.

Cortesía de:                            Xóchitl Fernández
                                                 Agrasánchez Film Archive